¿Bomba de calor o caldera de gas?

Cada vez son más las personas que se plantean esta cuestión a la hora de elegir el sistema de climatización para su hogar o empresa, motivados por la necesidad de ahorrar en el gasto energético y aumentar la sostenibilidad de sus casas o locales, sin dejar de disfrutar de un ambiente confortable.

En Endesa X contamos con expertos que pueden asesorarte para la adquisición e instalación, tanto de bombas de calor como de calderas de gas. Pero para que puedas conocer en detalle estos sistemas y hacerte una idea de cuál es la elección más conveniente para ti, te invitamos a leer este artículo en el que explicamos las diferencias entre bomba de calor y caldera de gas.

Hemos realizado una comparación entre las bombas de calor y las calderas de gas, según sus principales características, pero antes vamos a describir brevemente en qué consiste cada sistema.

• Bomba de calor

La principal característica de este sistema es que transporta energía, no realiza combustión, por lo que no hay ningún riesgo de explosión y/o intoxicación.

Cuando tomamos la energía del aire, se denomina aerotermia, es decir, la energía del aire se introduce en el sistema de climatización.

Se trata de un sistema muy sencillo, en el que hay un circuito por el que circula un fluido refrigerante. Este circuito permite aprovechar el calor del exterior para calentar la vivienda o, por el contrario, extraer la energía térmica del interior de la edificación para su refrigeración.

A través de esta tecnología, las bombas de calor pueden ofrecer sistema de calefacción y refrigeración y agua caliente sanitaria.

La bomba de calor es un sistema de climatización en auge, ya que tiene un rendimiento muy elevado. En concreto, hay modelos que pueden alcanzar hasta el 600% de rendimiento máximo. A esto se añade que no requiere de combustibles fósiles para su funcionamiento y, por tanto, no emite gases contaminantes.

• Caldera de gas

Anteriores a las bombas de calor, son las calderas de gas, que basan su funcionamiento en la combustión de gas, que se introduce al sistema por una canalización.

El calor se genera mediante un proceso de combustión en una cámara de la caldera, donde también hay un intercambiador de calor (un conducto que contiene agua en su interior). Así el agua se calienta y se traslada hacia los radiadores y a los grifos, cuando se utiliza para calentar el agua.

Algunos sistemas incluyen un acumulador que mantiene una cierta cantidad de agua caliente. Gracias a este sistema, cuando se abre el grifo del agua caliente, se obtiene agua a alta temperatura directamente, sin tener que esperar a que corra unos segundos para que se caliente.

Hay distintos tipos de calderas de gas, pero los principales son:

• Calderas estancas: expulsan el vapor producido durante la combustión hacia el exterior de la edificación, a través de un tubo. Tienen un rendimiento cercano al 90%.
  
  
• Calderas de condensación: funcionan de manera similar a las estancas, pero cuentan con un ventilador eléctrico dentro del sistema que permite condensar el vapor de agua de la combustión (en lugar de expulsarlo) y éste se reutiliza para el proceso de calentamiento del agua. Son por tanto más eficientes y consiguen un rendimiento entre un 10 y 20% mayor al de las estancas.  

A continuación, analizamos las ventajas y desventajas de cada sistema. Como veremos, la tendencia es apostar por las bombas de calor, ya que son más respetuosas con el medio ambiente, pero las calderas de gas también ofrecen importantes beneficios.

Las calderas de gas son menos sostenibles que las bombas de calor debido al uso de combustibles fósiles.

Aunque en el último año la fluctuación de los precios del gas y la electricidad han reducido la brecha del precio entre ambas, generalmente la electricidad ha sido un recurso más caro. Sin embargo, las bombas de calor suelen resultar ligeramente más rentables que las calderas de gas, ya que su eficiencia es mayor.

Las bombas de calor tienen un índice COP (indica la eficiencia energética de la máquina) de 4 en promedio, lo que indica que por 1KW de energía recibida puede producir hasta 4KW.

Los costes son variables, dependiendo de los hábitos de consumo y de las tarifas contratadas, pero con una bomba de calor se puede ahorrar alrededor del 10% en la factura de la luz.

Este gasto se puede reducir mediante la instalación de un sistema de autoconsumo para generar nuestra propia electricidad, a través de placas fotovoltaicas. 

Ambas instalaciones son sencillas y ocupan poco espacio, pero para los dos casos es necesaria la participación de técnicos especializados.

La instalación de una bomba de calor puede ser ligeramente más costosa que la de una caldera de gas. Para saber cuál sería el coste para tu vivienda, te recomendamos que consultes a nuestros expertos. 

Las bombas de calor son más eficientes que las calderas de gas. Como ya mencionamos el COP (indica la eficiencia energética de la máquina) de las primeras es de 4, y algunos modelos pueden llegar hasta el 6, lo que supone un rendimiento de entre 400 y 600% de la energía introducida al sistema. Las calderas de gas, en cambio, tienen un COP de alrededor del 1,09, es decir, una producción del 109% por energía recibida.

Las calderas de gas no se ven afectadas por los cambios bruscos de temperatura en el ambiente, mientras que las bombas de calor sí se ven afectadas, y su desempeño es menos eficiente en temperaturas bajas o muy altas. Sin embargo, actualmente han mejorado sus capacidades, y pueden funcionar bien incluso a temperaturas de -15ºC. En verano, en cambio, pueden no enfriar todo lo que sería deseable a temperaturas muy elevadas, por encima de 40ºC. En cambio a las calderas de gas, apenas les afecta las condiciones de trabajo.

Ambos sistemas pueden proporcionar agua caliente sanitaria y, aunque pueden utilizarse solo para la climatización y calentar el agua con otro sistema, siempre es recomendable, en términos de ahorro y eficiencia, utilizar el mismo sistema para las dos funciones.

Con una bomba de calor, siempre necesitaremos un acumulador, ya que la potencia es relativamente baja, mientras que uno de los principales argumentos de las calderas de gas, es el poco espacio ocupado, que nos permite trabajar con altas potencias, calentando el agua al paso, sin necesidad de un acumulador.

Las calderas de gas no ofrecen este servicio, mientras que las bombas de calor sí lo pueden proporcionar y son muy eficientes.

La caldera de gas requiere un mantenimiento más exhaustivo, como consecuencia del uso de combustibles fósiles. Las bombas de calor tienen una vida media de diez años y no suelen requerir mucho más que un control de consumos y temperaturas.

En suma, tanto las bombas de calor como las calderas de gas son una buena solución para la climatización de un hogar, pero las primeras son más ecológicas y permiten tener aire acondicionado con una misma instalación. Mientras que las calderas murales a gas, no necesitan unidad exterior y ocupan menos espacio, al no necesitar depósito de agua caliente.