Cambiar de sede o reformarla es siempre un momento crítico para cualquier empresa. Sin embargo, también es una excelente oportunidad para hacerla más sostenible y confortable para todos los empleados. Con la reducción del consumo energético, las oficinas sostenibles no solo cuidan del medio ambiente, también de su cuenta de resultados. Además, potencian el bienestar y la productividad de su equipo humano.
A continuación te damos diez consejos para que tu empresa luzca una imagen más verde.
1. Apuesta por las cuatro ‘R’. Reducir, Reutilizar, Reacondicionar y Reciclar, cuatro verbos imprescindibles para disminuir la huella ecológica de tu empresa. Piensa realmente si es necesario sustituir un mueble o un ordenador, o si por el contrario pueden tener una segunda vida… Saca el máximo partido a todos los recursos que tienes a tu alcance antes de deshacerte de ellos, y cuando lo hagas, que sea de la forma más ecológica posible.
2. Aprovecha la luz natural y usa LED. Diseña los espacios de trabajo de tal forma que puedas sacar el máximo provecho de la luz del día. Su iluminación es más natural, transmite menos calor y además reduce el consumo eléctrico. En las zonas en las que necesites luz artificial emplea LEDs: consumen menos, son menos calurosos y duran mucho más. Asimismo, asegúrate de apagar las luces de las estancias que no se usen normalmente (almacén, etc.).
3. Las plantas no solo decoran. Además de su función ornamental, las plantas transmiten alegría y crean un ambiente más sano: aportan humedad e incluso absorben parte de las radiaciones eléctricas. También sirven para crear diferentes espacios en la oficina.
4. Controla el consumo eléctrico de los dispositivos. ¿Es realmente necesario tener encendido un escáner que solo se usa una vez al día? Vigila que únicamente estén conectados los dispositivos que sean útiles en cada momento y recuerda que el modo stand-by también consume. Si es posible, emplea regletas anti stand-by o temporizadores que corten completamente el suministro de corriente y eviten el consumo fantasma de energía cuando no necesites esos aparatos (por ejemplo, por la noche). Si es posible, utiliza además fuentes de energías renovables, como por ejemplo los paneles solares.
5. Temperatura adecuada. Tan malo es el exceso de frío, como de calor: malgastarás energía y encima tus empleados estarán trabajando a disgusto. Controla que los sistemas de climatización funcionan correctamente y mantén la temperatura operativa recomendada. Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSHT), ésta debe estar entre 23° C y 26° C en verano y entre 20° C y 24° C en invierno (cuando se hace uso del aire acondicionado y la calefacción, respectivamente). Supervisa, asimismo, que las fuentes de calor y frío están emplazadas en el sitio más apropiado para sacar el máximo provecho de ellas. Asimismo, evitar climatizar estancias de la oficina que no se estén utilizando (por ejemplo, las salas de reuniones).