La energía solar térmica se puede utilizar para calentar el agua. Se trata de una opción más sostenible que otro tipo de instalación, puesto que esta energía proviene del sol. Además, estas placas solares para calentar agua se pueden instalar en todo tipo de edificios residenciales, tanto comunitarios como en viviendas unifamiliares.
Según el informe Potencial de la Energía Solar Térmica en Europa, la demanda de calefacción y refrigeración representa el 49% por ciento de la demanda de energía en la UE. “Solo tres fuentes de energía renovables (biomasa, geotérmica y solar) generan calor, por lo que es crucial clarificar cómo pueden contribuir estos distintos sectores a los objetivos de energías renovables”, afirman.
Cabe recordar que recientemente el gobierno ha aprobado un nuevo marco legal con el que se busca fomentar el uso de energías renovables en todos los ámbitos. Además, existen subvenciones en varias administraciones para favorecer el uso de estos sistemas.
Cómo funciona
Una instalación de energía solar térmica acumula el calor del sol recogido por unos paneles denominados colectores. Esta energía se transmite tanto para calentar el agua corriente, como para utilizarlo como sistema de calefacción a través de radiadores o suelo radiante.
Este calor se envía sin producir electricidad (algo que sí ocurre con las placas fotovoltaicas, que sí generan corriente eléctrica).