El alumbrado público inteligente es un sistema de iluminación en el que los puntos de luz están conectados en una red local, inalámbrica y descentralizada, generalmente basada en la nube.
Los postes de luz tienen sensores, a través de los que se recaban datos, como pueden ser la luz, el movimiento o el ruido. Esta información se envía al sistema y, a través de un software, se analiza y se toman decisiones para una gestión más eficiente.
Este tipo de gestión permite, por ejemplo, que las farolas se enciendan solo cuando se detecta que una persona está accediendo a una calle.
El resultado es, como ya mencionamos previamente, un importante ahorro energético, más sostenibilidad y un mayor confort en las ciudades.
Además de esta medida es recomendable sustituir los sistemas de iluminación tradicionales por LEDs, lo que permite reducir el gasto energético aún más.
A través de los sistemas de alumbrado público inteligente, los gestores de los ayuntamientos pueden hacer un seguimiento del consumo de energía, controlar los fallos y proporcionar servicios adicionales como la iluminación adaptativa, la videovigilancia y la monitorización ambiental a través de una Sala de Control, una interfaz sencilla e intuitiva que mejora la gestión de la infraestructura de iluminación.