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Electrificación de la economía, una solución para dos crisis europeas

Dos crisis acechan a Europa. Una global, la crisis del cambio climático, y otra más europea, la crisis por el alza de los precios de la electricidad.

 

 

Dos crisis acechan a Europa. Una global, la crisis del cambio climático, y otra más europea, la crisis por el alza de los precios de la electricidad, debida fundamentalmente al incremento de los precios del gas y a nuestra dependencia de este recurso.  

 

Para ambas crisis, la solución es una: electrificación de la economía. Electrificación inmediata y electrificación total. Estamos en ello, pero es necesario intensificar los esfuerzos.  

 

Electrificación por un mundo más sostenible 

 

El Acuerdo de París ha supuesto un hito en el reconocimiento de la contribución de los combustibles fósiles al desarrollo de la crisis climática y de la necesidad de frenar este proceso mediante la adopción de medidas destinadas a la descarbonización de la economía.  

 

Este acuerdo, que implica a 196 países, es sin duda un motivo de esperanza para la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, son desalentadoras las conclusiones del Informe sobre la Brecha de Producción 2021, elaborado por reconocidos institutos de investigación y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), según el cual “los gobiernos aún planean producir en 2030 una cantidad de combustibles fósiles más de dos veces mayor de lo que sería consistente con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C”. 

 

En definitiva, debemos ser mucho más ambiciosos. Y, para alcanzar la meta de descarbonización necesaria para ralentizar el cambio climático, es fundamental apostar por el impulso a la energía eléctrica, generada a partir de fuentes renovables.  

 

La crisis, una oportunidad para la transición 

 

Toda crisis, además de los conflictos inherentes, trae consigo oportunidades, las cuales hay que aprovechar al máximo, para salir adelante. Un ejemplo de estas oportunidades es el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia (MRR), diseñado por las autoridades de la Unión Europea para potenciar la recuperación tras la crisis ocasionada por la covid. 

 

Este mecanismo tiene una particularidad que lo convierte en un proyecto de financiación inédito en el ámbito europeo, y es que obliga a los Estados Miembro a presentar sus planes nacionales de recuperación y resiliencia (es decir su plan de acción para invertir esos fondos), con la obligación expresa de destinar “al menos el 37% del gasto total a inversiones y reformas que apoyen los objetivos de la acción por el clima”. 

Supone, por tanto, una oportunidad histórica para acelerar la transición ecológica y un mensaje decidido desde las más altas instancias europeas para impulsar definitivamente el cambio hacia un modelo de economía más sostenible, en el que la electrificación es inevitable. 

 

Un ejemplo de cómo beneficiará este plan al proceso de electrificación de la economía es la reciente aprobación por la Comisión Europea, en el marco del mencionado plan, de unas ayudas de 3.000 millones de euros para apoyar la investigación, el desarrollo, la innovación, la protección del medio ambiente y la eficiencia energética en la cadena de valor de la automoción. 

 

Celebremos, por tanto, esta apuesta decidida de tantos actores por la electrificación de la economía como vía para la transición hacia un mundo sostenible.  

 

Electrificación para garantizar nuestra autonomía energética 

 

La dependencia europea a los combustibles fósiles, no solo nos impide avanzar en la lucha contra el cambio climático, sino que también tiene importantes repercusiones sociales. Esto se ha evidenciado recientemente en España, y en gran parte de Europa, con el alza continuada de los precios de la electricidad, incluso marcando varios récords históricos.  

 

Esta alza de los precios se debe en gran medida a la dependencia del gas, producido en terceros países, y que se encarece debido a la alta demanda que hay de este recurso y al aumento del coste de los derechos de emisión de CO2. 

 

La solución nuevamente pasa por apostar por las energías renovables, producidas a nivel local, de modo que se reduzca esa dependencia del gas. Por eso, es fundamental que se produzca un compromiso serio y decidido de las empresas, los gobiernos y el resto de los ciudadanos, para alcanzar los objetivos establecidos en el marco del Pacto Verde europeo, según los cuales, para 2030, se deberán haber reducido al menos en un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero, al menos el 32% de la energía producida deberá provenir de fuentes renovables y deberá producirse un aumento del 32,5% en la eficiencia energética. Si se hubieran tomado ya todas estas medidas, se estima que el precio del gas ahora estaría aproximadamente en la mitad de su valor actual. 

 

En suma, la electrificación es una solución para dos de las crisis que más están afectando a los europeos actualmente, y apostar por ella es viable, ya que contamos con la tecnología y los recursos necesarios para hacerlo. Así que dependerá de la voluntad y determinación con la que abordemos esta transición hacia una economía más sostenible, basada en la electrificación, el que alcancemos las metas necesarias para garantizar la protección del medio ambiente.