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La importancia de la polinización de las abejas

La importancia de la polinización de las abejas

La abeja es uno de los insectos que ocupa regiones más extensas en el planeta. Sus principales alimentos son el polen y el néctar que recogen de las flores

 

 

La abeja es uno de los insectos que ocupa regiones más extensas en el planeta. Sus principales alimentos son el polen y el néctar que recogen de las flores. Por ello, están dentro de la categoría de los denominados “insectos polinizadores”. Los insectos polinizadores son aquellos que favorecen la polinización de las flores. Su actividad se desarrolla yendo de una flor a otra en busca de alimento. De esta forma, ponen en contacto el polen de los estambres con los pistilos y consiguen que se lleve a cabo el proceso de polinización. La polinización de las abejas es la más importante en esta categoría.

 

Se calcula que el 90% de las plantas silvestres y el 75% de los cultivos para consumo humano dependen de esta actividad. Esto significa que más de un tercio de los alimentos que se consumen hoy en día dependen de la acción fertilizadora de los insectos. Es por ello que estamos ante una actividad de la que depende no sólo el ecosistema, sino además, gran parte del sector primario de la economía y la propia obtención de alimento por parte de los seres humanos.

 

Sin embargo, desde los años 60 del siglo pasado, se ha venido produciendo un descenso continuado en las poblaciones de abejas. De hecho, actualmente, esta merma en las comunidades de los insectos polinizadores se ha vuelto todavía más alarmante dado que, lejos de frenarse, se ha venido incrementado todavía más.

 

Las abejas se enfrentan a varios peligros que ponen en riesgo su supervivencia. Por un lado, está la destrucción de su hábitat natural. La deforestación y la urbanización de amplias zonas constituye la principal causa de esta destrucción de su hábitat. Esto fuerza a los insectos a desplazarse a nuevas zonas para su supervivencia, cosa que no siempre consiguen. Sin embargo, pese a la destrucción de su ecosistema, es el uso continuado de pesticidas de carácter agrícola lo que está causando los mayores estragos en las comunidades apícolas. Estos productos químicos son útiles para proteger las cosechas de insectos dañinos, pero tienen la contrapartida de que no sólo eliminan los insectos potencialmente peligrosos, sino también aquellos que tienen efectos beneficiosos como los polinizadores.

 

El problema que esto supone requiere una acción lo más rápida posible. Ante esta situación se hace necesario sopesar los beneficios y los problemas derivados del uso de pesticidas. Actualmente se ha prohibido el uso de algunos de los que eran más dañinos para el ecosistema. Por otra parte, se está trabajando en nuevas generaciones de productos que sean selectivos a la hora de erradicar los diferentes tipos de insectos. Otra solución que se plantea es el control de plagas a través de sistemas ecológicos que no conlleven la destrucción de las especies polinizadoras.  Algunas de estas soluciones consisten en el uso de plantas y productos orgánicos que tienen propiedades que repelen, de forma natural, los insectos dañinos para las cosechas.