A continuación, te presentamos ocho buenas prácticas que te ayudarán a reducir el consumo eléctrico de tu hogar y a reducir la huella ambiental.
Gradúa correctamente la climatización
El aire acondicionado es el líder en climatización en España, ya que se utiliza tanto para calefacción como para refrigeración. Además, es notablemente más eficiente que muchos otros aparatos. Durante el verano, es el dispositivo que más electricidad consume en nuestros hogares, pudiendo suponer hasta un 10% del consumo energético total de la vivienda. De ahí, que la OCU recomiende mantenerlo a una temperatura entre los 23 y 26 grados para asegurar el confort en casa.
Desenchufa los aparatos que no utilices
Desconecta los aparatos que no estés usando, ya que dejarlos en modo ‘standby’ no es suficiente. En nuestros hogares, muchos dispositivos, aunque parecen apagados, continúan consumiendo una pequeña cantidad de energía debido a ciertos indicadores. Un ejemplo común es la luz roja de los televisores cuando están apagados.
Asegura un buen aislamiento en tu hogar
Uno de los factores que contribuyen al alto consumo de energía es el mal aislamiento de la vivienda. Para mejorarlo, puedes instalar ventanas de doble cristal, colocar burletes en ventanas y puertas, y usar cortinas para bloquear el sol directo en las habitaciones. Esto favorecerá la refrigeración del hogar. Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, un hogar bien aislado puede ahorrar hasta un 20% anual en gastos de refrigeración.
Compra electrodomésticos con alta eficiencia energética
Al reemplazar un electrodoméstico, solemos considerar el precio, la potencia y la durabilidad, pero también es crucial tener en cuenta su consumo eléctrico. Cada vez más electrodomésticos están clasificados con etiquetas A o B, lo que indica que son más eficientes. Estos electrodomésticos pueden representar un ahorro del 40% en el consumo de energía.
Adecúa la potencia contratada
El coste de tu factura varía según los kilovatios (kW) contratados; a mayor potencia, mayor será el coste. La potencia se determina al dar de alta la luz y depende de la cantidad de aparatos eléctricos que estarán conectados en tu hogar. Por ello, es fundamental calcular previamente la potencia fija necesaria, es decir, la adecuada para cubrir el consumo energético de tu vivienda.
Aprovecha la ventilación cruzada
En momentos en que el sol no está en su punto más alto, como temprano por la mañana o al final de la tarde, permite que el aire fluya a través de tu hogar. Esto creará corrientes que refrescarán el ambiente, renovarán el aire y contribuirán a reducir la temperatura interna.
Optimiza el uso del aire acondicionado
No es necesario refrigerar todas las habitaciones de tu hogar al mismo tiempo. En vez de eso, concéntrate en enfriar solo las áreas que estás utilizando en ese momento. Al hacerlo, puedes evitar un desperdicio de energía simplemente cerrando puertas y ventanas en las habitaciones no ocupadas.
Apuesta por la iluminación natural y las luces LED
La iluminación de nuestro hogar puede significar hasta el 7% del consumo eléctrico total. De ahí que, siempre que puedas, aprovecha la luz natural. Y otras prácticas útiles son planificar la iluminación según las necesidades de cada estancia o sustituir las bombillas tradicionales por lámparas de mayor eficiencia energética, como son las LED. Estas últimas suponen un ahorro de energía de entre el 80 y el 90% respecto a las incandescentes.