Los vehículos agrícolas eléctricos se perfilan como una pieza fundamental para la producción sostenible de alimentos y la reducción de gases de efecto invernadero del sector agroforestal, causante del 20% de las emisiones a nivel global.
El planeta tiene un problema; más bien siete mil millones de problemas. Siete mil millones de bocas que alimentar. El sector agroalimentario y forestal es causante de uno de los mayores impactos sobre el medioambiente, y quizá uno de los más difíciles de solventar, debido a que la alimentación es un derecho fundamental y una necesidad básica de la población mundial. ¿Habeís oído hablar de los tractores eléctricos?
Agricultura y cambio climático
Cada vez tomamos más conciencia de los productos que comemos y cómo los cultivamos, especialmente para protegernos como consumidores de los riesgos para la salud que pueden suponer, por ejemplo, el uso de sustancias químicas en la producción. Sin embargo, a menudo olvidamos todas las implicaciones que nuestros hábitos tienen no sólo sobre nuestro bienestar, sino sobre el planeta.
La agricultura y la ganadería están contribuyendo al cambio climático del planeta, y si no actuamos ya, pronto el clima podrá hacer inviable el cultivo de muchos de los alimentos que consumimos: pan para hoy, hambre para mañana.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “especialmente en zonas tropicales el aumento de las temperaturas incrementará la evaporación y reducirá la humedad del suelo. Muchas zonas serán inservibles para el cultivo y las praderas tropicales serán cada vez más áridas”. “El calentamiento –prosigue el informe de la FAO- expandirá el área geográfica de las plagas agrícolas y las hará más persistentes durante el año”.